Te busque, te encontré….
Pequeños arroyos de sangre me conducen a la soledad, al pantano.
Dosis ínfimas de malicia, palabra.
Harto, podredumbre…Me refugió en sombras absurdas.
Árbol de la ciencia del bien y del mal.
Camino barandas, escucho campanarios inmóviles.
Abandonado por mis lamentaciones y autocompasión, te busco.
Palo que me sostiene, conexión perfecta, aliviadora razón.
Mi canto es para ti, desconocida mujer…
Refugio, puerta, éxtasis.
Visto el caso te declaro salvadora, liberadora.
Dentro del Agua Atascada eres sol que se derrama.
Plaza de brazos extendidos.
Adoquín dormido.
Te encontré.
Esgardo Iván Quiñones Romero
24/01/2007
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